Saturday, December 17, 2016

el minimalismo es caro

Recuerdo el aburrimiento de mi infancia, y de mi adolescencia. Casi no había radio, los libros eran difíciles de conseguir, la música también. Ahora toda esta abundancia de todo, en cada momento hay miles de cosas alucinantes para hacer. 

Ayer MM empezó la ducha del demonio, con un mal humor intenso e insoportable. Yo lo manejé como quien maneja a un toddler en sus peores momentos. Con cautela. Lo mejor que hice fué irme, con Pepe y un amigo de el, a una larguísima caminata por el desierto. Me perdí y terminamos caminando mucho mas. Estuvo bueno, fué como ir sola con unos perritos. 

Cuando llegué había una pared casi lista de azulejitos. Pero esto va a ser un parto, porque la ducha tiene tres paredes y piso. Y la parte de las canillas me imagino que es mucho mas difícil. Y luego están el escalón y otras partes complicadas. No se por que nosotros siempre nos complicamos así. Todo es por el espacio, supongo. Es un baño tan chiquito que cualquier otro azulejo queda desproporcionado. A mi no me gustan particularmente las venecitas, pero estos azulejos hexagonales blancos mate del tamaño de venecitas eran el perfect match. El piso del baño, que está terminado, lo hicieron los albañiles del equipo de MM y lo rehicieron tres veces, y según MM, está mal, a mi me parece bien. Ayer hablábamos de eso con MM, o mejor dicho, el no habló ayer, sino que algunas palabras salieron de su boca como en contra de su voluntad, eso no es hablar, de que esta casa fué hecha y rehecha al menos en su mitad. Eso explica lo cara que salió. El minimalismo lleva trabajo y es caro.

Cuando llegué también me encontré a Lulu con un ataque de nervios porque antes de ayer le comí los 5 MM de manteca de maní y chocolate que le quedaban. Durante media hora no paró de decir de hablar del tema, en un tono airadísimo. En eso yo voy a su mochila y me encuentro un papel con una nota de la maestra que dice que no sabe muy bien sumar y restar y con un espacio para que lo firme. Traté de que practicase un poco pero luego de dos cuentas cejé. También MM me dijo que no era buen momento. Bueno, con Lulu nunca es un buen momento. Ella también gritaba algo así como -hacer cuentas en shabat, es un ultraje- y cosas como -que me revisas la mochila- y todo tipo de cosas sumamente irritantes. 

Yo no la llevé a la caminata porque ella prefiere estar en casa, pero la verdad es que se debe haber pasado la mayor parte del día mirando cosas en el ipad. Aunque MM me dijo que lo ayudó un poco. Cuando llegué le hice panqueques, estaba con hambre. Es como que Lulu no sabe autoregularse, no sabe tomarse un descanso, no sabe parar para comer. Pepe mira un rato y se va a jugar, me pide comida, me dice que se aburre, me pide que le busque un amigo, y yo empiezo a mandar wasups a todas las madres, a veces a 5 madres. A Lulu hay medio que forzarla a comer. O sea, obligarla a parar, una vez que está en la mesa puede comer, o no. 

Ayer un poco todo el asunto me hizo recordar a mi infancia, algo sobre lo que hace mucho tiempo que quiero escribir, pero no tengo tiempo, obvio. Mis hermanos siempre se divertían con mi mama y yo era el paria, por decisión propia supongo, pero mas que nada por un cierto handicap. En mi caso, yo estaba enchufada a los libros, podía leer 16 horas seguidas o mas. Lo único que me sacaba de esa lectura obsesiva creo que eran las pocas amigas que tenía, mas que nada por vivir en el campo. 


--
D.

No comments:

La casa interminable

Estoy abrumada. Harta. Y cuando trato de explicar la situación a mis amigas las canso, no logran comprender. Hablo de la casa, la casita, na...