Saturday, March 10, 2018

perdiendo la cabeza

Anteayer fuí a Tel Avi, sola, una nueva moda que he iniciado y que está muy buena. Trabajé hasta las 5:45, porque había llegado tarde a trabajar, y me fuí a mil en la bici a buscar un cambio de ropa y un cepillo de dientes, y además llevar una cámara que necesito arreglar y unas tijeras que necesito afilar. Justo MM estaba afuera con el auto y me llevó al colectivo que sale a las 6. Me gusta mucho tomar este colectivo, es una combi en realidad y sale de la universidad, exactamente a las 6, así que no necesito ponerme ansiosa esperando el colectivo en la parada. Cuando ya estábamos en viaje me llama MM para decirme que me había olvidado el bolsito. Un poco me embolé, pero me di cuenta que me podía comprar un cepillo de dientes y una bombacha y bueno, nadie se ha muerto por ponerse la misma remera dos dias. Además, si bien no era la remera mas linda, está bastante bien. Así que apenas llegué a Tel Aviv me tomé un taxi que me llevo a la farmacia a comprarme el cepillo y la bombacha. Cuando iba a pagar metí la mano para acomodar las cosas y me di cuenta que el bolso estaba lleno de agua. Es que había dejado la botella suelta en el bolso y medio abierta y mi bolso es waterproof, así que practicamente tenía colgado del hombro un balde con agua. Fué bastante gracioso. Pensé en vaciar mi balde en la vereda pero me di cuenta que podía perder cosas, así que me fuí con el balde a lo de mi amiga, que quedaba a pocas cuadras. Mi amiga vive en el mejor barrio de Tel Aviv, porque tuvo la suerte de comprarse el departamento cuando los precios estaban bajos, ahora cuestan millones. Es un barrio hermoso, con casas muy viejas, y con negocios simpáticos y lugares donde se come muy rico. Además hay muchos lugares donde se comen cosas sin glutén y sin leche, o sea que es mas o menos mi paraíso. Y queda a 5 minutos de la playa, onda que podés ir caminando descalzo. No lo he hecho, pero lo he pensado. El motivo principal de mi viaje es porque otra amiga tiene una muestra en el museo de Hertzelia, y tuve tanta suerte que justo ella tenía que ir porque iba a dar una charla, así que me llevó y pudimos charlar. La muestra me gustó mucho, aunque es muy intensa. Son muchos cortos y yo los vi casi a todos. Salí mareada. Luego fuimos a un mercado que está al lado del puerto, que también es una locura de gente y de ahí nos fuimos super rápido a la estación para que me tomase el colectivo de vuelta, y cuando ya estaba arriba del colectivo me di cuenta que había dejado mi teléfono en el auto de mi amiga. 

Yo creo que nunca logré hacer tantas cagadas en un solo viaje.

Mi amiga me dijo que me veo curiosamente bien, me preguntó si estoy enamorada. Es curioso, porque este nuevo estado en el que vivo, al que estoy atribuyendo a la premenopausia, un poco lo describo como un estado parecido al de estar enamorado.




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