Hoy llevé a los dos chicos a la escuela, cada uno con su bicicletita. Pepe se volvió a empacar varias veces, se ve que cuando vamos con Lulu se empaca. Yo pienso que lo frusta ver que nosotras andamos mas rápido, a mi también me frustra verlo a MM tan campante en su bici mientras yo sudo y tiemblo.
Cuando llegamos a la escuela Lulu quiso que la acompañara hasta el aula y mientras la esperaba para que estacionase su bici en el mar de bicicletas Pepe desapareció. Pensé que se había ido al pequeño zoo que tienen con conejos y pájaros, pero se había metido en otro edificio. Estaba ya sacando su lunchera. Señora, me decían los chicos grandes, su hijo está acá.
Seguimos viaje y seguimos con la saga de los empaques. Pepe me bufa, me escupe, no se como describir lo que hace cuando se enoja. Tampoco dejé que lo ayudase. Ayer, que fuimos solos, me dejó que lo empujase en un par de cuestas. Sin embargo, cuando llegamos al jardín se transforma, creo que está super orgulloso de estar en su jardín. Me muestra sus lugares, está ansioso de empezar el día en su jardín. Las maestras parecen apreciarlo, con el aprecio que provocan los chicos que fluyen sin demandas.
No veo la hora de que termine esta semana. Estoy rota. La emoción del primer grado si me llegó, en forma de ansiedad y mal humor. Aunque sentí que Pepe hacía un paso mas considerable que Lulu.
Ayer vino a visitarnos la vieja maestra jardinera de Pepe. Creo que ella también está emocionada.
No comments:
Post a Comment