Es la cuarta vez que me siento a escribir lo que quisiera escribir esta vez. La primera vez salio un post perfecto, o eso creo, con la perfeccion de lo que muere antes de nacer. Lo postie desde el picasa, con una foto que nada que ver y cuando apreté send apareció un mensaje que decía Bad command o algo, y fue.
La vida es demasiado dinámica para el querido diario, o sencillamente, es que no tengo capacidad de síntesis. No! Capacidad de síntesis tengo, a lo que me resisto es a hacer una síntesis de mi vida, y despojarla de los matices.
El viernes pasado llegue tarde de trabajar, porque el lunes hice tramites en el consulado israelí y tenia horas que recuperar. Cuando llegue MM había comido, así que me prepare una ensalada de tomates (ultimamente hay tomates con gusto, un milagro, aunque sospecho que se debe a que ahora estoy dispuesta a pagar la fortuna que lo valen), albahaca del jardín, ajo y queso y salí al balcón mientras L. jugaba y de repente la vida tuvo un tinte festivo, dentro de todo este quilombo y esta angustia que estamos viviendo y le dije a MM que fuese a comprar guinness, y además detergente que no había.
De todas las drogas que me permito el alcohol es la que menos me entusiasma, tal vez porque para mi es una droga social. Por ejemplo, la Guinness, que me encanta, negra, espesa, amarga, dudo que pudiese disfrutarla sola.
MM fue y vino con el encargue, y salimos afuera los dos, con unos corn chips y una "salsa mexicana", pero la paz debe haber durado algo así como 2 o 3 minutos, inmediatamente vino L. a requisarnos los chips, y la discusiones sobre la propiedad privada con la pendeja son trabajosas y no suelen tener mucho éxito, cualquiera sea el resultado así que decidimos suspender esa fiesta.
Yo me puse a lavar la vajilla, que había dejado sin lavar a la mañana y a ordenar. Tenia un plan ese viernes. El sábado iba a venir una bebysitter, a la tarde, asi yo podia trabajar en la operacion comando "terminacion de la parte de arriba de la casa" y a la maniana la idea era salir temprano con la nena, tal vez ir a nadar, ya que el gimnasio del suburbio tiene servicio de babysitter, así MM podia trabajar tranquilo, en el mismo asunto. Pero todo eso implicaba un gran esfuerzo de mi parte, a mi no me gusta planificar los fines de semana, me gusta ir fluyendo según el deseo y el capricho, por eso era importante que la casa estuviese en un cierto nivel de orden a la mañana.
MM y L. se pusieron a miran una peli vieja en la cama, creo que con guión de Chandler y me pidieron que les preparase pochocolo. Yo cuando termine de ordenar me tire en el sillón con el ultimo restito de la Guinness y la New Yorker, a leer un articulo de Larry Davis. Luego de un par de minutos de sentirme afortunada vino L. a contarme que se habia metido un granito de maiz de esos que quedan sin explotar del pochoclo, en la oreja y atrás vino MM, histérico. Gritaba cusemek, que en arabe significa la concha de tu madre. Los israelies acuden al arabe para expresar las emociones intensas, go figure, aunque sonoramente la frase es perfecta y un par de veces hizo el ademan de pegarle un sopapo en el cachete a L. lo que supongo que es casi tan agresivo como dejar la emocion fluir hasta el final y pegar nomas el cachetado. Obviamente L. entendio el mensaje.
Bueno, desde ese momento hasta que fuimos al hospital hubo un bailecito con un alto grado de contenido histerico, especialmente de parte de MM, que gritaba que era peligrosisimo ponerse cosas en el oido, y que era imposible tener "una vida" con L. L y yo estabamos bastante tranquilas, claro que yo estaba relativamente borracha y L asustada, supongo. L y yo apoyabamos la mocion de ir al hospital y ya, MM trato de implementar una extracción casera sin éxito. La pincita de depilar es muy grande para la oreja diminuta de L.
Así que nos subimos al auto y nos fuimos al hospital de niños, que queda a 10 minutos en el auto.
La verdad es que a L y a mi nos encanta ir al hospital, por dos cosas, supongo que la primera es que nunca hemos ido enfermas y la segunda es que aquí son como un parque de diversiones: hay juegos, pantallas interactivas, esculturas que se mueven, cafes, peceras gigantes. Nunca habíamos estado en la sala de emergencias del hospital de ninios (es nuestra primera emergencia desde que nacio L). Esta bonísima, diseñada con formas circulares y con profusión de colores primarios e iluminacion cuidada. Las secretarias y enfermeras son extraordinariamente simpáticas y dicharacheras. Algo marismo, supongo que es esta cosa americana psicotica que ya me tiene repodrida, esa alegria profesional que aparece en los momentos mas inusitados pero que debo reconocer que es bastante adictiva. Le tomaron los signos vitales a L y nos dispusimos a esperar que hubiese un medico disponible.
Ahí la exitacion empezo a disminuir y con ella el buen humor. Estábamos todos recansados, nos levantamos todos muy temprano, si no estamos durmiendo para las 10 es medio una situación peligrosa. Después de esperar un largo rato nos llevaron a una camilla, en un pasillo, ya que no tenían cuarto disponible. Ahí a L. le dio la paradojal, que es cuanto mas cansancio mas actividad y empezó a saltar en la camilla y demás. Por suerte una enfermera le trajo juguetitos, calcomanias y crayones. A eso de las 11 y pico vino una medica, simpatiquisima pero con poca experiencia y le saco el grano de maiz después de tratar tres métodos diferentes. L, que había mantenido un humor relativamente bueno se puso a llorar al final. Decía que le dolió, pero no se a que dolor se estaba refiriendo.
Llegamos a casa agotados y sedientos para encontrar que nos habíamos olvidado las llaves, ya que L. jugando le habia sacado las llaves que MM suele tener en el bolsillo del pantalón. Por suerte esa mañana yo había dejado una ventana sin cerrar apropiadamente, por falta de energía. MM se trepo y entramos, para entrar en el capitulo de terror que es ultimamente poner a dormir a la chica. Ya ni recuerdo todos los pasos y configuraciones, solo que al final reclamaba que le leyese -a story- algo sobre un perro, pero no podiamos encontrar el libro y la chica revoleaba furiosa cada libro y despues se quejaba -what a mess-. Al final intervino MM y la llevo a pasear a upa por la casa oscurecida. L. gritaba -Read story! Put light on! Read story Put lights on en loop. Debe haber gritado esa frase algo así como 1000 veces. Al final se durmió y en suenios seguia gritanto --Read story! Put light on! Read story! Put lights on!-
Que dios le conserve la estamina y la persistencia para cuando le sea útil, y que nos de paciencia para aguantarla.
A las 7 ya estaba despierta, con el humor que cualquier nene tendria despues de semejante noche y con menos de 7 horas de sueño. MM se la llevo a la playa o algo así, y a usar el coche como camisa de fuerza. Yo me puse a trabajar, subí unos caballetes pesadisimos para ponerme a pintar las maderitas de las varandas de la escalera. Despues volvieron, la chica tan despierta como salio. Ahí la lleve yo a un parque del suburbio que es excelente, ya que tiene un cerco que todos mantienen cerrado y mas o menos pude relajarme mientras L. jugaba. En el auto se durmió, pero cuando la pase a la cama se despertó. De ahi otra vez salimos en auto, esta vez con MM que tenia que regar un hormigon en una obra que esta construyendo por aquí cerca.
Depues llego Mariama, la babysitter y fue un éxito. Yo pude pintar y L estaba encantada, no paraba de hablar. Se fueron a la plaza un par de horas. Cuando la lleve a Mariama a la casa parece que a L. le dio otro ataque, que felizmente no presencie, pero cuando llegue era un ángel que dormía.
Todo lo que paso ayer es otra historia.
1 comment:
Te envidio sobre todo la paciencia con ambos convivientes y la energia. Y eso que me considero una persona con MUCHA de la segunda (pero al lado tuyo, la nada misma).
Esa onda Waldorf-wandeana de criar a L me encanta.
Beso, Phoebe
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