El fin de semana estuve encerrada preparando una charla que di ayer. Algo dentro de la empresa, nada multitudinario. Un cambio en las regulaciones sobre protección ambiental que nos afecta a nosotros, los ingenieros pedradores.
Que soy una infeliz ya lo he aclarado. Ponele, MM, que es un asqueroso optimista, se hubiera levantado temprano el sabado, hubiera trabajado sin pestanear por 5 horas y para el mediodia tendria todos los pp terminados, y se la pasaria premiandose el resto del fin de semana con idas a comer, museos y compra de pelotudeces varias.
Mi estilo es diferente, veamos este ejemplete. El domingo me la pase en la cama leyendo, agotada, pero pensado todo el tiempo en que coño iba a decir el lunes. A eso de las 5 de la tarde me puse frente a la compu con mi mate. A los 5 minutos estaba lanzando la combinacion de mate y jugo de naranja en forma bastante aparatosa por el inodoro. (La única razón por la que he vomitado en este embarazo es porque tomo juguito de naranja por el calcio de mierda y cuando lo combino con mate, el resultado es encantador.) Lo tomé como un omen de que no estaba preparada, necesitaba mas descanso torturado.
El domingo me levante derechito a trabajar. Claro que lo mio es tipo Felipe, paso gran parte del tiempo sufriendo ante la inminencia de la tarea odiada y postergandola, en vez de hacerla y se acabó. Y mucho blog, especialmente de los que no me interesan. A las 8 de la noche terminé una presentación pasable, pero para entonces la realidad de que me había pasado el fin de semana encerrada, sin siquiera una conversación telefónica, me golpeó mal, pero mal. Onda MI VIDA ES UN ERROR. Cianuro ya.
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