Friday, March 10, 2017

estados alterados


Ha sido una buena semana aunque abundaron los momentos en que me sentí morir de cansancio y estres, también me estuvo doliendo la garganta, lo que es un misterio, porque ya van tres dias y no evoluciona a la etapa de los mocos. además estuve resfriada la semana pasada, y dos resfrios encadenados no suena nada bien. 

Terminé los dos disfraces con éxito, aunque creo que trabajé por la mitad del minimum wage, por lo menos. Aprendí cosas, y eso es lo que rescato. La gente piensa que yo adoro Purim, que es el carnaval israelí, que disfruto la oportunidad para darle rienda suelta a la creatividad y mandarme la parte y blabla. Bueno, no, en realidad lo desprecio. En primer lugar dura una semana. Cada día los chicos en edad escolar tienen una consigna, lo que hace que todos los días además de la interminable lista de pavaditas que las madres usualmente manejamos se suman extra pavaditas. Me violenta que cada día tenga que preguntarme si es el día de los sombreros, o es el día de las caretas o es el de los animales. El mundo se cae a pedazos y nuestros hijos viven en esta fantasía? No se, todo este despliegue me irrita sobremanera. No quiero saber la cantidad de polyester chino cosido probablemente por niños chinos que llega a Israel.

Pero tal vez se debe a que mis hijos no les gusta disfrazarse a pedido. Les gusta disfrazarse como a todo los niños, pero cuando les da la gana. Si les pregunto un mes antes de Purim que disfraz quieren lo que sucede es que llegado el dia tienen una idea completamente distinta. El año pasado Lulu y Shem tuvieron la idea genial de disfrazarse ambos de gato, y Lulu sugirió que era un excelente disfraz porque servía también como pijama, y efectivamente los han usado mucho y cada vez que se aparecen ambos vestidos de gatos me hacen reir y me llenan de ternura. 

Esta vez Lulu quiso disfrazarse de unicornio, así que me puse en campaña para conseguir los materiales. No lo hubiese hecho si no fuera por las clases de costura, porque creo que los disfraces deben hacerse con las cosas que uno ya tiene, pero bueno, pensé que iba a encontrarle uso a todos los materiales sobrantes, así que mandé a comprar lanas de colores para la cola y la crin. La crin? También tuve que conseguir vinchas de plástico y una malla de baile blanca. Me puse en campaña para pedir una malla, pero solo conseguía rosa pálido. Pero a Lulu la idea de un unicornio rosa pálido le parecía terrible y esa falta de flexibilidad me sacó de las casillas mas de una vez esta semana. La cuestion es que yo padezco de la misma falta de flexibilidad, así que persistí. Creo que llamé a unas 10 amigas, como si fuese una secretaria, al final conseguí una blanca, preciosa, pero como tenía una pollerita de tul a Lulu le pareció horrorosa. Casi la mato. Lo peor es que no es qeu te dice de buena manera que no le gusta, sino que medio que le agarra un ataque. Al final la mandé a comprar y eso incluyó a ir a buscarla un día que estaba tan cansada que pensaba que me iba a desmaya, tipo caer fulminada. Y en realidad es lo que me pasó un día. Fuí a buscar el disfraz para Pepe, porque una amiga me ofreció prestarme un par, y considerando mi estado calamitoso, decidí que era hora de short cuts, y cuando llegué a la casa un chico había dejado una bicicletita tirada en la vereda y en vez de frenar (en realidad no tengo casi frenos en la bici con la que ando por el pueblo) terminé revolcándome en el polvo. Siempre me alegra y sorprende lo bien que caigo de la bici, siento que el cuerpo se me pone todo como de gelatina mientras voy cayendo y no me pasa nada. Me golpee un poco la concha, la verdad. Y todo el bolso se desparramó en el polvo. 

Una mañana me desperté temprano para hacerle a Lulu la vincha con el cuerno y las crines del unicornio y cuando fuí a despertarla y le mostré ilusionada el work in progress me dijo, de la forma mas despreciativa imaginable, que no le gustaba. A mi me dió un ataque, del tipo ataque de sitcom. Tiré la vincha con el cuerno al piso y empecé a gritar que si no le gustaba que no se disfrasace de nada y se acabó, a lo que Lulu empezó a gritar aun mas fuerte que yo, o sea expelió un alarido largo y agudo, todo esto a las 7 de la mañana. El alarido fué tan potente que yo no tuve otra que calmarme y pensar que debo llevar a ambas a terapia. El mismo día tuve una idea genial, recordé que la señora con que hice el coaching el año pasado me dió muy buenos resultados y que no cobra caro, y la llamé y ya fuí a la primera entrevista, Lulu irá la semana que viene y creo que le va a encantar.

Al final logré concretar las fantasías de Lulu y el unicornio le encantó. Es un excelente disfraz, cómodo y lindo, y a mi también me gustan los unicornios la verdad. Ya lo ha usado dos dias.

Con la terapista o terapeuta, nunca me acuerdo como es, y la verdad es que me gusta mucho mas terapeuta, porque suena a hemeneutica, y terapista en cambio suena mucho a electricista, hablamos de que lo mejor sería hacerle a Lulu un diagnóstico y que le den el título de ADHD y ya. Attencion deficit hiperactive dissorder, que es, supongo, lo que yo también padezco. Padezco, que chistoso. Una de las cosas que no sabía es que aunque Lulu es muy tranquila, también sería considerada una ADHD donde la hiperactividad es interna. Creo que va a ser muy util para mi, recordar todo el tiempo que es una condición, porque Lulu no te escucha, o sea, uno nunca sabe si te escucha o no, porque no te contesta, y cuando le  repetís tiene el tupé de enojarse y te manda a la reconcha de la lora, a lo que uno quiere asesinarla y revivirla repetidamente. O por ejemplo que a los 8 años y medio todavía no recuerde que debe poner la ropa sucia en el lugar asignado, o que debe cerrar las puertas de los armarios que abre, o el increible desorden que logra desarrollar en 10 minutos y en nuestra casa minimalista, lo que es una hazaña en realidad.

En fin, estoy muy contenta de haber empezado terapia.

Esta semana también avancé en mi proyecto de organización general del trabajo y de nuestra situación financiera.






1 comment:

desorganizada said...

yo no quiero desbaratarte la teoría pero ni a., de casi 10, ni d., de 14, cierran las puertas de los placards ni ponen la ropa a lavar ni guardan la ropa que no es para lavar. y les doy esa instrucción cuatro veces por día desde hace años.

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