Friday, July 26, 2013

el viaje

Tel Aviv, Estambul, Buenos Aires.
2,2,18 hacen 22

Cada viaje revive viajes pasados, inclusive algunos que no viví, como cuando mi mamá llegó a estas tierras en barco.

Voy para que mi hijo vea a su abuelo, no vaya se que se muera sin verlo.


Mientras tanto Lulu está pasando por un período terrible. Llorizquea, se queja, está impredecible, le estamos empezando a temer, como a una bomba de tiempo. Espero que sea la colonia, algo externo, y no uno de los tantos males mentales que nos laten en los genes. La colonia termina en una semana y luego va a pasarse dos semanas con la señora que lo cuida a Pepe.

La casa avanza, nuestra pieza ya está toda pintado de blanco, la primera mano, y no veo la hora de mudarnos. Pero falta, falta, falta. Todavía están colocando los azulejos de la ducha, cerrando los miles de recovecos que creamos para guardar cosas. La idea es mudarnos cuando vuelva.

El deseo de volver a mi casa es tan intenso que tiene densidad, me pesa, me ocupa lugar en el cuerpo.


3 comments:

fabiana said...

Cómo te entiendo, yo también tengo un deseo así, pesado, que ocupa lugar, y es el de ir a ver a mi papá (hace 6 años que no lo veo, aunque sí hablamos seguido). Mientras seguiré cargando mi deseo, porque en mi caso, todavía no hay nada definido. Un abrazo!

(Mi hija estuvo como Lulú, unas dos semanas, parece que ahora poco a poco se va sintiendo mejor. En nuestro caso fue una mudanza, de casa, de ciudad, de gente...)

ww said...

El deseo es de volver a mi casa aqui a doscientos metros. Mi casa ya no es mas en lo de mis padres.

fabiana said...

Si, se entiende perfectamente. Yo solo decía que ese sentimiento/deseo, pesado, que ando cargando pa' todos lados es el de ver a mi viejo.

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