Saturday, June 15, 2013

Entramos oficialmente en los terrible two

La adicción al deporte tiene el mismo problema que todas las adicciones: uno quiere siempre mas y el cuerpo no le da. Eso creo que fué lo que me pasó esta última semana, nadar a las 6 y pico de la mañana es muy lindo, pero el agotamiento que produce 12 horas después no es bueno, especialmente cuando uno tiene que preparar la cena, bañar y poner a dormir dos crios. Así que esta semana me prohibí el ejercicio, pero sin ejercicio me angustio. O eso creo. O es que el ejercicio me ayuda a poner a raya las angustias de vivir con un loco entrepeneur. Lo que sea, está semana viví con una angustia leve basal, un nerviosismo, una molestia.

Me di cuenta hoy, que salí en bici, que tenía un nudo en el pecho. Creo que me gusta mucho mas la bici que la pileta. La soledad ayuda, y la lucha con la subida del demonio desata cualquier nudo. Eso sentí hoy, sentí precisamente como el nudo se iba desatando.

Iba a hacer el circuito corto, una hora, bajar por la serpentina  a mil, una ruta bastante tranquila, con excepción de una bajadita de miedo (que bajé sin desmontar, la habré domado?) y luego para rematar como 20 minutos de la subida del demonio. Listo. Reset.

La subida del demonio es un camino que fué hecho para montar un caño que trae nafta del mar rojo. Hay lugares donde se huele la nafta. Hoy, cuando estaba casi por subir me tenté y tomé la ruta opuesta y me fuí a investigar el otro lado de la ruta esta de la nafta. Me gustó mucho, y descubrí que hay otra subida del demonio, que creo que deja a mi subida del demonio hecha una subidita de pacotilla. En un punto tuve que decir basta, hay que volver, no puedo seguir hasta Jordania, especialmente si teléfono (se murió mi teléfono). Encontré un arbolito y me senté a tomar agua. Como me gusta eso, el silencio casi absoluto que hace que el ruido del vuelo de una mosca se parezca al de un avión.

Por que me gusta tanto este paisaje? Me calma. Creo que la inmovilidad del paisaje, saber que era igual hace dos mil años, me hace cambiar la perspectiva.

Ayer Pepe entró oficialmente en los terrible two. Eso o es loco, de los con papeles. Se enojó en la mitad de la noche, le trajé agua, y cuando fuí a hacer pis tiro el vaso en la mesita de luz, arriba de uno libros, y luego cuando volvé me revoleó el vaso por la cabeza. También me revoleó la boa de Lulu. Todo esto con una mirada desafiante. En fin. Creo que tenía sed y no quería tomar el agua que yo le traje, solo tomó agua cuando el padre le trajo en una botella de la bici. También ayer se enojó y revoleó el triciclo. Uno de los errores de ayer fué que lo tuvimos encerrado demasiado tiempo, MM lo llevó a Beer Sheva, estuvo mucho en el auto, y luego, como yo quería descansar, lo enchufamos demasiado a películas. Como a mi, hay que sacarlo todos los días a potrerear, que castigo.

3 comments:

cronista sentimental said...

tenés un pequeño salvaje, como yo. la salida diaria es un ritual sagrado.

Ale said...

lo mismo digo, voy por los dos y cuatro meses y esta calmando un poco, pero si o si son 5 pequeños berrinches por dia... y cuando salimos a hacer las compra va corriendo!!

Graciana said...

Acá otra miembro honoraria del club de los pequeños salvajes con mellizos varones de 2 años y 3 meses. Coincido, muchas veces mi novio me dice que la que necesita salir soy yo, en realidad. Mis varones pasan del frenesí más descomunal al sosiego de los largometrajes como "Up". Si hago el recuento en realidad, son más los momentos de calma que los de intensidad física pero la intensidad es tan extrema que es incomensurable.

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