La compra

Después de planearlo largamente, finalmente concreté la compra por internet. Vinieron mas temprano de lo establecido. Como son árabes (los choferes), supongo que beduinos, querian terminar mas temprano, porque están en el Ramadán, donde hay que hacer ayuno todo el día hasta que sale una estrella, donde se puede morfar. Y creo que ahí empieza la joda, o sea la comilona, aunque no estoy muy versada en las tradiciones árabes. Que país de locos, que país de religiosos. Por un lado me llama una amiga que le corta el pito al hijo (como yo se lo corté a Pepe, bahh, yo no, pero yo fuí la principal impulsora del proyecto) para que le de detalles, por otro lado vienen estos choferes que no han comido nada en todo el dia (creo que tampoco se puede tomar agua, aunque como toda regla, puede ser reinterpretada). En fin, a mi me gustan estas cosas, no hay vuelta que darle, es la venganza a mi infancia atea y sin tradiciones. Imaginénse hambrearse todo el día y llegar famélico a un festín. Ahora, imaginénse tener que diseñar un puente muerto de hambre. Eso es un problema......o no. Creo que hemos desarrollado una dependencia absurda por la comida. Yo por lo menos.  Pero continúo con la compra por internet. Creo que funciona bastatne bien, pero el challenge de hacer una cosa así en hebreo lo torna difícil, sino, no se puede explicar haberme quedado tan corta con el pedido de fruta para una semana: una sandía personal (si, estas cosas se inventan en Israel), un (1) mango y peras. Eso si, muy buenas las peras.

He notado que soy la única mamá que tiene el bebé siempre en pañales. No comprendo muy bien para que vestirlos cuando hace calor. Lo peor es que el mal ya está hecho, le pones una remera a Pepe y se la quiere arrancar. Cuando lo llevo al parque, donde el piso es rasposo, gatea usando los pies, porque el piso le raspa las rodillas. Me encanta cuando gatea así.