Monday, May 21, 2007

Esperando a Catalina

Duermo y duermo. Ayer soñé un sueño muy raro, que terminaba con unos peces que se comían entre si. Los peces eran de colores.
Si las cosas van bien tendré que decidir entre New York y Boston. Y me asusta. New York me gusta más, no tengo dudas, pero mudarme me llena de aprehensión.

Creo que lo que me pasa es que este es un tiempo de espera, y siempre he sido terrible esperando.
Cuando tenía 6 o 7 años me hize amiga de Catalina Gonzalez. Catalina vivía a un par de kilómetros de donde vivíamos. Se llegaba cruzando una laguna. Catalina tenía tres hermanos, el mayor era medio hermano y se llamaba Dionisios, y según mi madre su belleza hacía honor a su nombre. También Catalina era linda, y del tipo de belleza que yo anhelaba: el pelo liso, los ojos oscuros, sin rastros de extrañas cruzas de sangre. Pura mezcla de italianos y españoles. El padre de Catalina era severo, les pegaba con el cinturón, y los hacía trabajar en el campo.

Y tal vez por eso Catalina no vino esa vez. No creo que nadie te haya esperado como yo te esperé esa vez Catalina, horas y horas sentada en el banco de afuera, el que llamabos el ¨culero¨. Concentrada en esperarte.

Y así espero ahora, parece.

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