Cuando veo una prenda la analizo, me fijo en cuanto esfuerzo pusieron en las terminaciones, en la cantidades de bolsillos, evalúo el tiempo que llevo coserla, la calidad de la tela y las costuras.
Cuando veo un adolescente o un humano joven pienso mas o menos lo mismo, le habrán dado la teta, cuanto tiempo, le habrán preparado papillitas y habrán estado horas tratando de introducirlo en los buenos hábitos alimenticios, le habrán leido infinitos cuentos, lo habrán consolado infinitas veces.
Generalmente siento una especie de desazón en ambas situaciones. Las prendas suelen tener una cantidad de trabajo que parece desproporcionada con el dinero que pagamos, o con el aprecio que le damos. Los humanos también parecieran algo que, como la ropa, se usan una temporada y se descartan porque tienen un agujerito, o están descoloridos.
2 comments:
qué bien escribís, guacha, eh.
Seguís teniendo tu blog de costura? no lo encuentro.
mercedes.
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