Tuesday, November 04, 2014

La magia y la anti magia

El primer martes del mes es la cooperativa, un lugar que me gusta, no se muy bien por que, porque siempre ha sido un gran esfuerzo comprar ahí, abre de 7 a 9 de la noche, y siempre se interpone con las horas delicadas de la crianza de las crias, la hora de la cena y el baño y la puesta a dormir, que coincide con las horas en que yo estoy agotada. Pero la opción de ir a Beer Sheva es mucho mas trabajosa, además de que me gusta la idea de que es una cooperativa. Pero ahora se me complicó, porque los martes MM estudia, y vuelve a las 11 de la noche, y ayer se me complicó aun mas, porque el triciclo está en arreglo y aunque me prestaron una bici con silla para Pepe y canasto no es lo mismo. Así que decidí probar ayer de llevarlos a los dos, cada uno en su bici, previo serio adoctrinamiento de que me tenian que ayudar. Así que salimos, en la oscuridad, cada uno con su bici y su mochila.

A Pepe le habíamos sacado las rueditas de la bici, pero demostró poquisimo interés en aprender, así que se las volvimos a poner, pero la sillita había quedado baja también, así que por un par de semanas se olvidó de la bici, lo que la verdad me simplificó la vida. Ponerlo en la silla de mi bici o en la caja del triciclo le da menos independencia, y me ahorra miles de palabras. (Pepe subite a la bici, vamos a casa, Pepe subite a la bici vamos a casa por 40, por ejemplo) Pero se ve que estas semanas sin bici maduró, porque hice el kilómetro y medio en la bici sin parar ni una vez, subió todas las cuestas sin ayuda, menos una, y todos los escaloncitos.

La compra fué un exito, excepto que Pepe se prendió a todo lo dulce y comió un montón de pasas de uva y chocolate y no se que otras cosas. Pero Lulu me ayudó mucho, y Pepe también fué capaz de volver en la bici, aunque la mochilo de Pepe la terminó cargando Lulu, y luego yo, y además me pidió subirse a la silla de mi bici que estaba llena de cajas de leche de almendra y soja.

La imagen de los tres en sus bicis en la oscuridad con un objetivo común me llenó de emoción. Orgullo supongo. A veces creo que está bien que MM nos obligue a todos a salirnos de nuestro confort zone. Me refiero a que si el tuviese un trabajo normal, de 8 a 4, y tuviesemos tiempo para malcriar a los chicos no sucederían estas cosas mágicas.

Igual, hace un par de dias Lulu tiró esmalte verde y cubrió casi todo el baño de verde. Eran las 8 de la noche y yo me saqué mal y la abofetié. Nada de mágico, una verguenza terrible. Me convertí en un monstruo horripilante. Ver el bañito nuestro (que todavía tiene la ducha en arreglo, hace ya....4 meses, pero ese es otro tema), arruinado me sacó mal. Al final, contra todo pronóstico, el verde salió de los muebles blancos brillantes que tenemos, y Lulu me perdonó.


6 comments:

Ale said...

la bofetada.. confieso que estuve a punto un par de veces, no se como lograr contenerme, pueden generar tanta ira esos pequeños, lo importante es pedir perdon, por el golpe, no por el reto, algo tenias que hacer

Anonymous said...

Perdón pero no. Y lo digo también –o sobre todo- por mí misma, que alguna vez se me ha escapado una zamarreada y en un ataque de ira he dicho cada barbaridad… pero la verdad es que no tenemos derecho, por más disculpas que pidamos. María

Ale said...

Maria, nadie tiene derecho, pero ademas de madres somos seres humanos. No hay que crucificarse, solo tratar de ser un poco mejor todo los días. Igual yo creo que un limite a tiempo soluciona muchos problemas.

Loli said...

Esas perlas son difíciles. Hay que recorrer mucho collar para encontrarlas, pero cuando llegan, qué linda sensación en el pecho, no?

Varias veces tuve deseos físicos de dar cachetada, golpe, piña, patada voladora a algún hijo mío en estado insopor. Lo que me sirve para contenerme (el 100% de las veces lo logré) es pensar de qué me serviría. Cómo me sentiría después, si resolvería algo. La respuesta fue claramente no.

Anonymous said...

Noooo, no hablaba de crucificarse, lamento si sonó así. Lo que quería decir es que el perdón es importante, pero no lo soluciona del todo, porque la posibilidad de un nuevo cachetazo siempre está latente, al menos para el chico. Habrá que pensar modos de contenerse (lo que le sirva a cada uno). Al menos como ideal, porque ya sabemos que después la práctica nos pone a prueba. Pero, qué sé yo, el ideal ayuda a veces.
María

Anonymous said...

te entiendo, me ha pasado de sacarme y después arrepentirme tanto.

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