A room of one's one

Pobre Pepe, me siento culpable, no tiene un solo riconcito, le usurpé su pieza y no se la voy a devolver. Igual, su pieza no tenía nada de el, o tenía la misma mínima colección de juguetes que tiene ahora.

Ayer lo vinieron a visitar, a Pepe. Un nene a la salida del jardín quiso venir y yo acepté entusiasmada, aunque sabía que el nene no tiene mayor onda con Pepe, o viceversa. Efectivamente no jugaron juntos un minuto, pero es la primera vez que viene un nenito extraño a jugar con el, a su casa. En general Pepe suele ir a jugar a las casas de los otros, lo que siempre me hace preguntar sino va a la casa de los otros para jugar con los juguetes de los otros.

Aquí hay varias familias extremistas con respecto al azucar. Crian a sus hijos sin azucar, en consecuencia los nenitos andan por la plaza con el ojo avizor a ver donde hay alguna galletita y vienen y te mirar con cara de súplica. Me dan pena, y también me hacen reflexionar si nosotros no estaremos haciendo lo mismo con el minimalismo aplicado a los juguetes.

Ayer el nenito preguntaba -donde está el cuarto familiar? - Se refería a un cuarto que es muy común en las casas de este caserío que está lleno de juguetes. Yo le señalé nuestro mínimo livignroom y el me señaló la carencia de juguetes. Yo traje el tren de Pepe, y el set de plastilina, y el set de legos, y un par de set de armar cosas. Se entretubo un rato y luego se quiso ir.

Pepe tiene un set de autitos, que no pude encontrar y me dió miedo de que MM se lo hubiese tirado.

En este cuarto mío, que se lo robé a Pepe, aunque también lo podríamos compartir, creo que es donde me siento yo, siento que me recupero de la tiranía de MM. Es una tiranía que en parte celebro. Creo que si tuviese una casa grande llena de juguetes que mantener problablemente no tuviese este espacio de tiempo que de repente se me ha abierto para cumplir este sueño de años de dedicarme a la costura.

Tengo planes de llenar cada centímetro cuadrado de este cuarto mío con cositas.