A un año

Antes de parir a Pepe fuí a una visita guiada por el hospital. La guiaba una enfermera bruta y simpática, que dijo, entre otras cosas, que todo muy lindo con el parto natural, pero lo menos que se esperaba de gente como esa es que se hiciesen un curso, que tampoco venir al hospital a gritar como marranas, que la gente tiene que trabajar. En fin, que la juzgue diosito en el juicio final, pero yo, que estaba ya en la ultima semana y era tarde para el cursito, decidí al menos guglear "parto natural gritos", porque creí que con lo del cursito algo de razón tenía. Gugel aconseja los gritos bajos, graves, que el gritar no interfiera con el pujar. Llegado el momento del dolor recordé muy bien las enseñanzas de doctor gugel y grite como una endemoniada, pero bien grave, dirigiendo toda la potencia del grito hacia la concha. MM decía que parecía un leon, que los doctores y los enfermeros venían a mirar el escándalo nunca visto. Yo no se si creerle o no, aunque MM no miente, no roba ni exagera. Pero a veces, como todos, percibe cosas que no son. En fin, nunca lo sabremos.

Parir y la verguenza no son compatibles. Cuando uno tiene que parir tiene que hacerlo, no importa si significa cagar delante de una multitud. Es el máximo menefrega.

Ahí en Beer Sheva, donde lo parí al Pepe hay dos tipos de parto, parece. Uno es el de las beduinas, que se niegan al epidural, y lo bien que hacen. Las otras, las judias, usan la epidural y paren civilizadamente. Las beduinas chillan como marranos. No leen gugel.

PD ¿Lo había contado esto no?

PD ¡Que lindo que camina Pepe!