Necesito mucho hablar con mi papá. Me gustaría contarle todo el viaje a Israel y llegar a una conclusión. Necesito que me diga -Pero que pelotuda!....Pero que pelotuda!- en la parte donde le cuento que me olvidé la green card en Boston. Y que entonces nos riamos de cuando, después de haberle contado por meses de mis viscisitudes con la green card, finalmente se dio cuenta que la green card no era una tarjeta relacionada ni con la agricultura ni el reciclado ni ninguna cosa verde. Necesito contarle como me acorde de él el dia que nos perdimos en medio de las montañas con Magal, sin agua y yo sin anteojos, y que como finalmente entendí el miedo que pueden dar esos precipicios. Que me perdone y que nos riamos de él, hace mucho mucho, cuando lo convencí de ir a caminar por las montañas, muerto de miedo en un sendero diciendome -No me importa morirme, lo que me importa es el papelón, me van a tener que buscar con helicoptero y van a decir, este viejo pelotudo, que andaba haciendo por aquí-
Nadie me escucha como mi papá. Lo que no significa precisamente que me entienda.
Charlar con mi papá es como mirar House, o como comer milanesas con pure.
The comfort of its predictability and the preditability of its comfort.
4 comments:
Tu papá, el de Charlotte y el de Perica son los tres más adorables de la web.
qué bueno tener un papá milanesas con puré.
El mío es un flan con kilos de dulce de leche.
dads rule.
lo dije.
post pegador. ojos brishosos.
sil :)
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