historias intolerantes

Cuando empeze la secundaria me hice de dos amigas. Una todavia me dura, a los ponchazos, porque somo las dos bien intelorantes. La otra, Silvia, la liquide despues de un anio.

Mis dos amigas eran huerfanas de un progenitor en ese entonces, yo no, pero como los mios se estaban divorciando, a los efectos practicos era como si lo fuese y me juntaba solo con huerfanos. Ademas de eso mis dos amigas compartian conmigo lo de ser bastantes raras.

Bueno, no me da para extenderme en los detalles, los cuales tampoco recuerdo muy bien, pero el asunto es que la mama de Silvia y su padrastro justo empezaron a ir a una de esas iglesias donde se canta y baila (evangelicos?) Bueno, si soy snob ahora, imaginense una snob de 15 anios recien salida del campo, cuyo unico contacto con la realidad habia sido hasta entonces Garcia Marquez, Stendhal y Los Hollister. Yo fui un dia a la iglesia y todo mi snobismo quedo horrorizado. Ademas yo era una atea bastante practicante en ese entonces. La cosa es que Silvia dudaba del asunto de dios y la maria santisima. Creo ademas que ese era un tema asiduo de conversasion (tengo la idea de que era yo la que sacaba el tema, el sexo me empezo a interesar el anio siguiente, el primer anio de la secundaria todavia estaba en el asunto filosofico)

Resulta que Silvia no pudo resistir la presion social y familiar y decidio aceptar la cosa religiosa y ahi fue que un dia yo me apareci en su casa (Silvia era pobre y vivia lejos. Su madre cosia cuellos y punios de camisas) a decirle que lo nuestro no podia ser debido a sus convicciones religiosas. Chau.


Mas tarde me entere (por medio de la otra amiga) que le agriete un poco el corazon a Silvia. Mi otra amiga siguio la relacion, aunque creo que nunca realmente florecio.

Al final Silvia se caso con un plomero evangelico y vive en Londres con sus dos evangelicos hijitos.