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Estoy posteando desde el patio, mientras amanece. Hay una nube que impide ver el sol cuando sale, que es un gran momento. Iba a decir, sale ...
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Dudo que tenga tiempo para contar el capítulo Argentina. 15 días llenos de emociones y aventuras que necesitarian otras dos semanas despro...
7 comments:
me encantó!!!!!! me encantaría saber tejer bien y además, aprender a tejer alfombras, pero parece que en esta ciudad es imposible!
beso
esta buenisimo!! Que lindo y parece tener toda la onda!!
Cerca de mi casa hay un club de tejido/venta de lanas/desfile de forras pero la unica vez que entre me quisieron cobrar una fortuna por una madeja, asique ni piso!!
mg
Lo de la fortuna que cuestan las lanas es un shock del cual es dificil de sobreponerse. Cada madeja de Manos del Uruguay cuesta casi 20 mangos. Yo me pregunto cuanto cuestan en Uruguay, o en la Argentina.
Pero vos MG no necesitas lana, algodon y listo, o me vas a decir que el algodon tambien es caro?
Mirá, en ese lugar hasta el aire que respirabas era caro... yo no me acuerdo lo que me querían cobrar una madeja de lana roja que me quise comprar para una bufanda, la dejé arriba de una mesita y me fui. Hay otros lugares más baratos, Joann´s crafters creo que se llama, que tendré que ir a investigar porque quiero retomar el hobby de tejer...
tas preparando gorritos para BichoLulu?
Wanda, para cuando esperás???
es para junio no???
uy, tejele lindas cositas y espero fotitos!!!!!
wanda,
quién sos? me caés bomba.
hablando de caer bomba, el mismo día que vos escribiste sobre los obreros mexicanos, yo había estado observando, a la vuelta de mi casa porteña, a unos sin nada (ni casco ni arnés ni red, así a pelo como para ir al almacén), dándole al martillo construyendo un quinto piso semiasomados al precipicio. me quedé mirando largo rato porque era muy impresionante, y al final me miraron ellos a mí, como diciendo: qué mirás, flaca?
Cecilia
wanda,
quién sos? me caés bomba.
hablando de caer bomba, el mismo día que vos escribiste sobre los obreros mexicanos, yo había estado observando, a la vuelta de mi casa porteña, a unos sin nada (ni casco ni arnés ni red, así a pelo como para ir al almacén), dándole al martillo construyendo un quinto piso semiasomados al precipicio. me quedé mirando largo rato porque era muy impresionante, y al final me miraron ellos a mí, como diciendo: qué mirás, flaca?
Cecilia
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