Hoy salí en la bicicleta, la que sigue andando mal pese a todos los esfuerzos. Se me traba en las subidas. Igual ha llovido tanto que tuve que parar muchas veces ya que el camino está lleno de barro, y piedras. El desierto está lleno de flores y se parece mas al paisaje de mi infancia que al paisaje habitual de mis paseos por el desierto. Está lleno de florcitas, de pájaros trinando, de verde, y hoy hasta el río corría y se escuchaba el agua que fluía.
Desde que volví de Japón y entré en la cuarentena que no coso. No hago mas que trabajar, comer y dormir. Y ocuparme de la casa y de los chicos. Duermo mucho, como demasiado, ni siquiera es que la casa está mas limpia o mas ordenada. Es un misterio como el tiempo puede ser utilizado de distintas maneras, como se pueden hacer mas cosas o menos cosas en la misma cantidad de tiempo.
Es cierto que estoy muy ocupada siguiendo el virus corona. MM está casi desempleado y estamos pensando en que use su tiempo libre para avanzar con algún proyecto de la casa sin terminar, y eso también supongo que ocupa todo un lugar en la mente.
En dos meses cumplo 50, o sea que he llegado a la mitad de mi vida, si todo sale como planeado. No tengo muchos planes, pero uno lo tengo muy claro y es que tengo que morirme a los 100 y llegar a esa avanzada edad lúcida y saludable, sencillamente porque vengo muy lento.
En la cuarentena me deprimí y no hice nada de lo que me imaginaba que iba a hacer, no cosí, no hice yoga, no estudié nada. Solo armé un puzzle de mil piezas en un estado de manía intenso. Reafirmé que todo lo hago como una reacción negativa. Coso porque no quiero hacer ejercicio, hago ejercicio porque no quiero ir a trabajar y trabajo porque no me queda mas remedio. Es una desgracia ser así hija del rigor, o una procastinadora crónica. Bueno, quiero volver a esta idea mas adelante, pero lo quiero decir es que tal vez el saber que se me está acabando el tiempo me haga apurarme un poco, concentrarme un poco.
La cuestión es: concentrarme en que?
Creo que quiero ser famosa. No muy famosa, un poco famosa. Que palabra tan ridícula! Famosa, tan ridícula como el concepto. Bah, que se yo. Bueno, si hay algo que vengo perdiendo a pasos acelerados, junto con el colágeno, es el temor al ridículo.
Bueno, volveré a este concepto, el deseo de ser famosa, aunque quiero aclarar que, obviamente, quiero ser una artista textil o una escritora famosa, no es que quiero ser famosa por lo bien que sé maquillarme o algo así, quiero ser famosa en las dos cosas en las que creo que podría tener alguna posibilidad.
Pero quiero escribir sobre algo que me está ocupando la mente ultimamente, una idea que plantó en mi cabeza la amiga Espejismo.
Resulta que la amiga Espejismo está buscando novio. Se le murió el papá y tiene mucho tiempo libre así que ahora se dedica a los novios y resulta que uno de los novios le comentó que quiere investigar en las drogas alucinógenas. Que pavada, dije yo. Y Espejismo me dijo que ninguna pavada, que segura que yo estaría interesada en hacer una sesión de Ayahuasca, que está tan de moda, especialmente entre persona con crisis de la mediana edad que quieren ser famosas, aunque no dijo exactamente eso, la parte de ser famosa no la dijo porque todavía no está al tanto de mi deseo. Y esa frase me trajo a la memoria un viejo proyecto de cultivar peyote, y cuando me puse a buscar en google, porque por supuesto ninguna de las dos nos acordamos de la palabra ayahuasca, me encontré que es muy probable que tengo un cactus con alto contenido de mescalina en el patio de arriba. Por otro lado el catus ese está ahi, como yo, no va ni para atrás ni para adelante. Así que ayer fuí a ver a un viejo que cultiva cactus, muy apurada porque se me ocurrió que se puede morir en cualquier momento con este asunto del virus corona y me dió varios consejos. Yo pensaba que me iba a ayudar a identificar mi cactus pero el viejo está obviamente pero que yo de la memoria, además de que tiene la colección de cactus mas maravillosa imaginable.
Así que aquí estoy, muy entusiasmada con los cactus alucinógenos. Porque además descubrí que en un vivero abandonado de la universidad hay un San Pedro inmenso o sea que tengo un montón de material. Pero bueno, es todo un proyecto, el cómo dónde y cuando. La idea general es que con la ayuda del catus dilucidar a que quiero dedicarme estas 20 horas semanales que puedo exprimir de mi rutina.
Espero que este proyecto no me mate antes de llegar a la mediana edad.