Boston, ahi voy

Anteayer fué la obra de teatro mensual a la que llevo a Lulu. Ya es rutinario que me olvide de comprar tickets, así  que a último momento vuelo a la oficina del caserío a comprar. El mes pasado compré el último ticket, anteayer el anteúltimo. Mi falta de organización y mi exceso de suerte parece molestarle a la señora secretaria, una señora que se dedica a sentarse en exceso y siempre me mira el culo con algo que se le parece al odio.

La obra de teatro mensual es en el instituto que se dedica a recordar a Ben Gurión, nuestro San Martín. Es un edifio extraño, con cierto encanto y muchas escaleras, cosa que a Pepe le encanta. Hay una escalera caracol que lleva al techo que es su favorita, yo lo dejo treparse porque la puerta que lleva al techo está cerrada, algo que es lógico porque no vas a dejar una entrada al techo abierta cuando tenés 300 pendejos dando vueltas por el edificio, no? No. Esta vez estaba abierta. Lo que me hizo revisar mi métodos. Todo este tiempo que lo dejaba trepar sin demasiada supervisación...... en fin, el niño adora su vida, no es de los que consideran saltar al vacío por ahora, pero. 

En la obra de teatro mensual los chicos de la secundaria venden tortas y chocolates varios en el jardín, así que la fiesta para Lulu es completa, chocolate, chicos grandes y teatro. Lulu entra sola y yo me quedo con Pepe en el jardín. Siempre me llena de orgullo y tranquilidad que sea tan independiente, y de alegría porque no me tengo que morfar una obra infantil en un teatro atestado de crios.

A mi me gustan los crios, y mucho, pero es como con las cucarachas, a partir de cierta densidad se vuelven perturbadores, y yo vivo en una comunidad donde está mal visto parar a los dos niños. La gente me ha llamado haragana porque no quiero el tercero. Haragana, si. Tres es la norma, pero cuatro es inclusive mejor, así que imaginen el exceso la cantidad de niños.

Así que subimos con Pepe a la terraza. La emoción de Pepe de ver todo desde la altura. Imaginen, primera vez que siente la altura, mirar las cosas desde arriba, VER su mapa mental del caserio desde arriba. Debe ser fuerte. El decía Uauu sin parar y yo me pasé una hora en la oscuridad controlando el peligro. La terraza tiene una baranda con dos cañitos, un chico pasa casi sin agacharse. No quería bajar. Porque ahora, a las 5, la hora de la obra, está oscuro y medio que me arruina el programa. Una cosa es una hora en el jardín corriendo atrás de Pepe, y otra es una hora en el jardín corriendo atras de Pepe en la oscuridad.

Yo no ENTIENDO como se puede hacer una obra para niños que dure mas de 40 minutos. Que piensan los actores de los padres? Los deben odiar, debe ser su venganza personal contra los padres del mundo. Esta duró su buena hora, los últimos 10 minutos entré con Pepe al teatro. Le encantó. Se sentó en la silla, luego se puso a saltar y en un segundo en que miré la obra se le subió el asiento y casi se quiebra las patas. Se dió cuenta la chica que estaba atrás. Wanda puntaje maternal dos negativo. Luego Pepe se meó en el asiento, estaba sin pañales, me quedé sin. Casi todo quedó en los pantalones y en mi remera, pero igual. Wanda puntaje maternal cuatro negativo, y si contamos que Pepe estaba demasiado entusiasmado y molestaba, bueno, me salgo de la escala por el lado indeseable.

Ahh, Boston, extraño el anonimato, ya se que lo odié cada segundo, pero ahora lo extraño, que se le va a hacer. Imaginen una sala de teatro llena de madres y padres CONOCIDOS. Todos juzgando técnicas maternales, la actividad maternal per se, y yo en flagante negativo.

HELL.

En este país, y tal vez es una tendencia mundial, no se, es que los niños son monarcas, y como tales son tratados con pleitesía. Cualquier comunicado que tenga el niño como protagonista debe ir acompañado con la palabra "dulzura". Se escuchan cosas como " dulzura, no le claves el tenedor en el ojo a la nena, que es chiquita". Juro que extraño el sopapo como técnica, solo para darle balance a la cosa.

El otro día Pepe tiró no se que cosa desde el triciclo, cosa que hace para manifestar el disgusto que le produce no quedarse en el jardín de Lulu y la señora que venía atrás paró el auto, salió, y me alcanzó el autito de mierda. Si, me acordé, era un autito. O sea, quiero decir, la señora que bien, que paciencia, pero no se si no estamos exagerando un poco. Tiraste el autito, bueno jodete pelotudo. Dulzura.