Visita al fin del mundo

Voy a ver si me acostumbro a postear desde blogger, generalmente mando los post por mail, me gusta, es como si le mandase cartas a mi amigo invisible, pero eso hace que el formato de los post siempre sea distinto y eso me molesta, levemente. Si pudiese, le pagaría a alguien para que me arreglase un poco el blog, sacase las faltas de ortografía mas espantosas, acomodase el asunto en una tipografía fija, y en un ancho de página fijo. Pero bueno, eso es lo bueno del blog, que es en borrador, y que además sigue y sigue, y cambia, y evoluciona e involuciona, es como mi vida misma, una inmensa desprolijidad.

La fuí a visitar a mi amiga Abeja, la que vive en las dunas, ahi, en la frontera con Egipto.

Ahora pienso, y es algo relacionado con que ahora somos asiáticas. Ponele, Pepe sería asiático. Eso me saca la cabeza, o mas bien me la confunde. Pero ahora pienso, no sólo somos asiáticos, sino que África (los continentes se escribirán con mayúscula en castellano?, ayudadme desorg!) está ahi a 45 minutos en auto. Quiero decir, porque Egipto ES África no? Que país tan confundente.

La cuestión es que mi auto es una catramina de esas que no arrancan a la primera, lo que me llena de desasosiego. No se muy bien porque no arranca a la primera, será el motor o será el sistema de seguridad? Por empezar aqui a los autos les ponen un codigo, no se muy bien por que. O sea, no solo he tenido que aprenderme número de teléfono, número de cell (que para colmo no anda), número de identidad , número de casa , número de casilla de correo, número de supermercado, número de zip code, y otros que no recuerdo, sino QUE ADEMÁS, me tengo que aprender el numerito para prender el auto. Que se creen, que mi cerebro que? No solo eso, sino que además hay tricks, que no los se, tipo, abrir el auto con la llave, poner el codigo, que haga un ruidito, poner el pie en el freno, y ahi meter la llave.....Obviamente aqui lo que está faltando es algun rezo o algo.

La salida a lo de Abeja fué problemática. Tuve que ir a buscar un telefono celular a lo de una amiga, porque el mio no anda, y uno no puede ir al fin del mundo nowadays sin cell, porque el fin del mundo tiene una puerta electrónica, sin guardia. Además que de verdad pasan pocos en esa ruta. Por supuesto mi amiga tiene un teléfono con los números borrosos, atado con una gomita y no lo carga. Obviamente, es mi amiga. Una vez que solucione el problema del telefono pasé al problema de como se pone el carseat nuevo de L. La gente que escribe y dibuja instrucciones de como instalar carseats tiene todavía mucho que aprender. Podrían conectarse con el equipo que dibuja las instrucciones de armado de muebles Ikea. Claro que una cosa es armar un mueble en tu casa y otra cosa es poner un carseat en un auto, antes de salir, con el chico dando vueltas, todo agachado. Sumale a eso una panza de 9 meses, así, como una yapita.

Despues de que nos instalamos, con el mapa, agua y una caja de cereal por si nos quedabamos varados (aquí digo varados porque ahora lo tenemos, mas o menos, a Pepe, me gustaba más cuando escribia en femenino.....aunque es cierto que L. es ahora un boy...., lo repite y repite) me di cuenta que tenía que cargar nafta. Y aclaro, en general y en las mejores circunstancias, odio cargar nafta. Esa es una tarea que siempre se la daba a MM. Como nunca me quedé varada sin nafta en Boston fué un milagro. OK OK. Hay una estación de servicio aquí a un kilómetro.

Primer problema, de que lado está el agujero de cargar nafta? Solucionado, está a la derecha. Otro datito para recordar. Segundo problema, gasoil o nafta? Es que hubo un problema muy grave, ultimamente, que no conté por doloroso, con ese tema, y quedé traumada. Este auto es naftero, no se de donde, pero ese es un dato que se. Tercer problema, nafta 95 o 98? Le pregunto a Maia por el teléfono, me dice que hace 8 años que no se ocupa de esos detalles, que le pregunte a los chicos de la estación. Pregunto, se arma ahi un pequeño debate, sobre si a un auto que usa 95 se le puede poner 98, o viceversa. El chico además cecea, cosa que a mi me pone nerviosa. No me gustan los ceceadores, es un problema grave que tengo. Llegamos a la conclusión que una catramina así lleva 95.

Voy a cargar nafta (todo con L. saliendo y entrando, obviamente, o sea todo mientras vigilo por el bienestar de la niña y el de sus alrededores) y ahi me falta donde poner la tarjeta de crédito. Me acuerdo entonces de como funcionan las estaciones de servicio israelies, hay un botón con un micrófono y uno habla con la gente de adentro de la estación. Me dicen que para usar tarjeta mueva el auto hacia el otro cargador.....Dios y la virgen y todos los santos! Mover el auto, empezar con el trick del código y la patita en el freno, por favor, no me hagan esto! Además en el otro cargador no hay 95. Le explico al chico que cecea y me dice que cargue donde estoy y que pague adentro. Cargo, y además limpio el vidrio delantero de polvo, porque el auto está sin líquido limpiavidrios (nota mental, estudiar donde va el líquido limpiavidrios en el auto, creo que MM compró un bidón) y con mucho polvo. Otra vez, sacar a L. del auto e ir a pagar. Entonces, broche de oro, ninguna tarjeta anda y yo sin efectivo. Divino. Transpiro. La cosa se soluciona porque, por esos misterios de las tarjetas de crédito, puedo sacar efectivo. Decido que necesito un te frio y dulzón y L. necesita un chocolate , la vida está resultando muy compleja para vivirla sin una ayudita del junk food.

El auto arranca, después de algunos intentos. Y ahi ya el colmo. Dudo de como se sale de la estación de servicio. No hay ninguna flecha que indique, y cuando salgo por lo que parece mas obvio, me encuentro con una señal redonda en rojo, con una raya blanca horizontal. Suena a señal de no pasar. Empiezo a dar vueltas, le pregunto a unos tipos que se están tomando un café, me dicen que mi primer intento era el correcto. La señal esa prohibe algo, pero no se sabe que, ciertamente no el paso.

La ruta hacia lo de mi amiga abeja tiene dos partes. La primera es entre las montañas que nos rodean, no son montañas altas, no, pero lo suficiente como para que el camino sea peligroso, especialmente cuando esta lleno de israelies judios, que, como ya conté, sufren de apuro crónico, y de israelies beduinos, que, se cagan en las reglas de tránsito y no creen en mirar a la derecha y al izquierda al entrar a una ruta, sino que entran nomás confiando en el juicio de Alá.

Después hay un giro hacia la izquierda y todo se empieza a tranquilizar de una manera muy intranquilizadora. De repente no hay nadie en la ruta. Bueno, no, vi unos soldados tirados en la cuneta. Cuando pase escuché un tiro. Asi es esa ruta, donde el paisaje de roca lentamente se transforma en arena, hay mas matas, y muchas bases militares que están identificadas solo por números. Y los carteles, beware of the camels, que todavía me emocionan. Y algún que otro avioncete rompiendo la barrera del sonido.

En eso me doy vuelta y veo que L. cabecea, con 100 gramos de chocolate derritiéndose sobre ella y aledaños. Si algún dia se abre un debate sobre mi estupidez este sería un datito que habla mucho a favor de ella.

Paré a un costado (sin apagar motor, OBVIO), le saqué el resto de chocolate, me lo comí por ser la mejor solución disponible y me chupe los dedos. Si algo me define como madre es que no ando con wipes, y no siempre es bueno.

Y llegamos.

La felicidad de L. al ver a los tres boys de Abeja, y la de los tres boys al verla a L. compensaron los inconvenientes. Yo también lo pase bien, eh, pero el ruido de tres varones mas o menos de la misma edad y L. me superó en ciertos momentos.