La primera parte del viaje transcurre en una zona residencial. La calle tiene bulevard y esta llena de robles viejos relindos, y tiene esa cosa dreamy que produce ir viajando en un tunel de hojas. Despues, pum, un semaforo y empieza america-america: concesionarias de autos con las banderas y los globitos rojos-blancos-azules, y una profusion extraordinaria de MacDonalds, Starbucks, Dunking Donuts y toda la grasada suburbana brillando esplendorosa.
La gente maneja bastante tranquila (hay mucho policia controlando) y en general yo voy feliz escuchando mi musica, o ocupada musicalizando mi tristeza.
Ahora, llega el fin de semana y por mi que el auto que se evapore. Me subo al subte y me dan ganas de besar a todos los pasajeros del vagon, y abrazarlos y celebrar la maravilla del transporte urbano. Es mas, estoy buscandome un changito de esos de vieja para hacer las compras semanales y acarrearlas en el subte y torturarles los tobillos a todos los que se me cruzen en mi camino.
El fin de semana yo ando yirando por la ciudad y que no me hablen del suburbio. Asi ando, con la Lulu colgada en su rebozo, llendo de un cafe a otro, maravillada, descubriendo cosas como estos postes de luz a quien unas personas les han tejido bufanditas.
Iba a mirar del otro lado para ver como habian metido la bufanda pero me concentre en el capuchino y el crackeline y me olvide
3 comments:
copada la bufanda, pero más me gustaron los árboles con hojas amarillas y rojas!
yo tengo changuito!!
Busca por los negocios chinos o creo recordar haber visto en Ikea.
Aca en el norte son un poco más comunes,si hasta en este pueblo perdido se consiguen al menos dos modelos (el mio tiene ruedas tripes que suben escaleras). Si manejas los cientos de km de nada y venís a visitarme, yo te regalo uno :)
Carolina
wanda, en buenos aires están re-in los changos; hay modelos con animal print.
des.
Post a Comment