el bondi de la venganza

Venía en el colectivo elucubrando planes de venganza, lo que es la única actividad posible en un colectivo porteño. Esta vez, como Leigh esta muy lejos, la depositaria de mis oscuros sentimientos era mi madre.

De la que me estoy mentalmente vengando desde ese fin de semana nefasto que pasé en La Plata. Y que ahora me recagó con el mismo jueguito que viene haciendo hace años.

Me dice que quiere verme.
Luego me dice que esta muy ocupada.

Este es un loop que se repite intermitentemente desde hace muchos años, y que me encantaría que terminase alguna vez. Pero viendo que terminará solo con la muerte de los actores principales, y yo no quiero morirme, y desearle la muerte a la vieja suena demasiado a adolescencia desesperada, no me queda otra que tratar de gambetear el proximo loop.

Pero lo extraño fue tener de repente la sensación de que no era la única, de que cada una de las personas en el colectivo estaba ocupada es su privado plan de vengaza. El colectivero vengandose del rol de mierda que le toco en este plan universal, con una serie de frenadas inconcebibles. Y nosotros, los demás, humildemente vengándonos mentalmente de nuestros pesares y tribulaciones.